martes, 25 de marzo de 2014

La Ginesa - Terrassa by Silvia Fernández

Hola a todos!!!

Hoy os traigo un post de los que me gustan, sinceros, divertidos e ingeniosos en los que se describe no sólo un restaurante o un plato, sino la experiencia vivida desde la llegada al mismo. Hoy, mi compi del curro, la Fernández, como yo la llamo, ha escrito una entrada para este Hedonismo Pasajero. Pero, aviso a navegantes, a más de uno le va a picar este post, porque muchos me habéis hablado de la Ginesa, pero ninguno se ha atrevido a escribir...así que ahí lo dejo para que las Míriams, Judith, Ginés, Pablo y un largo etcétera de seguidores de este altar del hedonismo, os piquéis y dediquéis unas líneas a dejar vuestra opinión. Del post o del lugar, me da igual, pero mojaros, tal molla de pan en salsa...

 LA, tenemos que ir a este sitio, ya!!


Ahí va eso! Gracias Drama Queen, me ha encantado!! Repite cuando quieras!!! Pero las fotos...improve it!! ;) De mojar pan...si yo mojé en el Dos Cielos...jejejeje!!!


El pensamiento instantáneo que me pasó por la cabeza la primera vez que fui al Restaurante La Ginesa, en Terrassa, fue “¡¿Pero dónde carajo me ha enviado esta tía?! “Esta tía” es el alma máter de este blog, por supuesto, a quien tengo por una auténtica referencia en lo que a recomendaciones de restaurantes y bares se refiere. Nunca me había fallado y esta vez me había aconsejado un restaurante en el que ella no había estado pero del que le habían hablado muy bien, así que la sorpresa fue mayúscula cuando me encontré delante de un bareto de esos de toda la vida con una puerta estrecha y ventana con reja del que no salía una nube de humo de tabaco simplemente porque está prohibido. Para colmo había ido con mi familia y el momento fue bastante inefable pero, en fin, ya estábamos allí y había que apechugar. Al entrar lo primero que te encuentras es una barra de bar de barrio, con los parroquianos acodados tomándose su cervecita,  y como es un local largo y recto puedes ver inmediatamente las cabezas de toro disecadas que hay al fondo, colgadas de la pared… Vamos que la impresión inicial empeoraba por momentos… Al instante, un atento camarero nos acompañó a la mesa, justo debajo de la cabeza de toro, y nos dejó con las cartas. ¿Carta? No, en La Ginesa no te dan una carta sino el tomo de una enciclopedia. En su web indican que tienen más de 140 platos… No los conté pero cuando iba por la tercera página me planté, llamé al camarero y le pedí consejo… 

El mejor halago que se le puede hacer a un restaurante es regresar, así que este fin de semana volvimos a comer a La Ginesa. Esta vez el local ya no nos resultó chocante y la mesa debajo de la cabeza de toro la reservé yo directamente. No le tengo una afición especial al bicho pero resulta que desde esa mesa dominas todo el local y también la plancha, en la que puedes ver a Xavier Asensio manos a la obra. En esta ocasión fue él mismo quien se pasó por nuestra mesa para recomendarnos los platos del día, todos frescos y de excelente calidad. La calidad y el estilo casero sublimado son los pilares fundamentales de esta casa.

De primero, compartimos unos pimientos de Padrón, mejillones a la marinera, alcachofas laminadas fritas, cañaíllas al vapor y garbanzos con chipirones. Yo tengo debilidad por las alcachofas y aquí las hacen casi transparentes y nada aceitosas pero el plato más delicioso de todos fueron los garbanzos, minúsculos, con chipirones, pequeños, cocidos en su punto en una de esas salsas de mojar pan hasta dejar el plato limpio (qué comentario más poco finolis ¿verdad Silvia?).  





Para los segundos cada cual optó por un plato aunque coincidimos en el tipo de cocción, la plancha: entrecot acompañado por unas patatas asadas, rodaballo con pimientos de Padrón y filete con rossinyols (rebozuelos) y salsa de mostaza (servida directamente en la sartén). Como la carne y yo no somos muy buenas amigas y la odio sanguinolenta pero tampoco me gustan las suelas de zapato, amablemente me ofrecieron abrirla al medio de manera que quedó justo como a mí me gusta: rosadita por dentro y tostada pero tierna por fuera. 





Y así llegamos a los postres, pensando ya en el sofá y en una larga siesta para cocer todo lo que nos habíamos metido entre pecho y espalda porque aquí las raciones son realmente generosas, nadie sale con hambre. Para los que sean de poco comer un consejo: que se reserven un “hueco” porque merece la pena. En esta ocasión compartimos una crep rellena de fresas con nata y cubierta de chocolate negro deshecho  y unos buñuelos. Sin desmerecer en absoluto la crep, que estaba buenísima, los buñuelos me resultaron… ¡sublimes! Recién hechos, espolvoreados de azúcar y acompañados por tres salsas: natillas (que se pueden tomar también solas y que son absolutamente aconsejables), nata montada y chocolate negro. Soy una golosa, sí, pero casi lloro de puro gusto.



De los vinos prefiero no opinar porque no me considero una entendida. Pedimos consejo al camarero y nos trajo este Ramón Bilbao que nos encantó. Pero que nadie se “enamore” porque nos dijeron que era la última botella que les quedaba.

Y como no hay dos sin tres, ya estoy pensando en regresar a La Ginesa pero la próxima vez será un sábado por la mañana puesto que sirven desayunos “de cuchillo y tenedor”. Sólo el nombre ya me resulta sugestivo: ¿acaso hay mejor manera de empezar el día que ante una buena mesa?




LA GINESA
Carretera de Matadepera, 161
08227 Terrassa, Barcelona
Tel: 937 35 30 02



2 comentarios:

  1. Cocina casera de la mejor que he probado y un trato muy cercano, se nota que se trata de un negocio familiar. Una vez pruebas su cocina te quedas enganchada al restaurante. Lo bueno? Tienen una carta tan extensa que puedes ir y volver las veces que quieras que siempre podrás innovar.
    Para mi recomendación 100%.

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    Respuestas
    1. Gracias Miriam!! Tenemos que organizar una quedada en Terrassa para ir a la Ginesa!!!

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