jueves, 27 de marzo de 2014

Restaurante Dos Cielos - Vinos


Como de maridajes no entiendo mucho, pues os voy a poner la foto de cada uno de los vinos/cerveza que tomamos en nuestra visita al Dos Cielos. Seguramente, Elena de Vermut&Sifó, lo haría mejor ;)

Nada más llegar, nos ofrecieron tomar una copa mientras nos acomodábamos a la mesa, al restaurante, a modo de bienvenida. Un Gran Juvé Camps, súper frío servido en copa alta de cava.

 
http://www.juveycamps.com  

A continuación, con los aperitivos, nos sirvieron una cerveza belga de malta, Petras. Comercializada por una empresa catalana, Bolets Petras www.boletspetras.com. 
La gracia, servida en copas como de vino. No lo había visto nunca. Pese a que no me gusta la cerveza y menos la "oscura" la probé y me sorprendió gratamente. Muy suave, muy rica, con un montón de sabor a tostado.

Dicen en la web:
  • A la vista: Color rojo - marrón claro con cuerpo voluminoso medio.
  • En nariz: Interesante olor frutal, especiado y maltas tostadas
  • En boca: Sabores persistentes de malta
  • Alcohol: 8,1 vol
  • Temperatura aconsejada para el consumo: 8 º C

 
Con el erizo de mar y los guisantes, nos pusieron un albariño súper súper fresquito. Esto sí me gusta. Y éste, en particular me encantó. Se llama Trico y es un Albariño de las Rias Baixas de la cosecha de 2010. He encontrado en internet muchos comentarios sobre él y todos excelentes. Le dan una puntuación de 96 sobre 100:

Muchos matices finos en la nariz y un magnifico paso de boca , glicérico, redondo y fresco y con gran equilibrio, para un albariño que evoca fragancias de toda la vida: notas cítricas, flores blancas, fruta madura y recuerdos minerales.

Para los primeros nos trajeron dos vinos blancos diferentes. El primero, un DO Alella, buenísimo, muy afrutado, como a mí me gusta. En su propia web www.altaalella.cat lo describen así:

Vino blanco de color amarillo pálido. Nariz muy compleja donde combinan muy bien los aromas afrutados (fruta madura e hinojo) con los de crianza. En boca es sabroso y untuoso, equilibrado y con un final de boca muy bien conjuntado con las sensaciones de la barrica. Magnífica evolución en botella. Es un vino bastante bien valorado y premiado en todo el mundo.



El siguiente me encantó. Bueníiiiiiiisimo!! Costers del Segre. Últimamente estoy probando algunos de esta DO y me están gustando. Me pasa como con los DO Montsant. Definitivamente voy a tener que ir a un curso de catas para aficionados...

Este se llama Cérvoles cosecha del 2012. Lo definen como:

Uno de los blancos de referencia de Costers del Segre, voluminoso, intenso, fresco... Un coupage de macabeo y chardonnay, al 50%, fermentado y criado en roble.
La uva procede de viñedos viejos plantados, en el caso del macabeo, en el año 1958, una parte, y entre los años 60 y 70 el resto, y en la década de 1990 la chardonnay, en suelo de textura franco-arcillosa con algún substrato gravoso.
Cérvoles Blanc realiza la fermentación alcohólica en barricas nuevas de roble francés y la crianza, con sus lías, en barricas de roble francés de grano fino durante 8 meses, con un bâtonnage periódico en los primeros meses que le aporta untuosidad y volumen.

Juro que no entiendo de vinos, pero, de verdad, se notaba el sabor a barrica, a madera. Mi preferido de todos los que bebimos.

A estas alturas, os podréis imaginar que estábamos borrachos completamente: 1 copa de cava, una de cerveza, una de albariño, una de vino blanco, otra de vino blanco...en fin! A pesar de esto, mi paladar consiguió saborear y apreciar el tinto que nos esperaba. Sensacional, muy bueno. Fuerte, como a mí me gustan, con cuerpo. No lo conocía. Un Rioja Alta, Gran Reserva 904, Cosecha del 2001. En su propia web dicen:

Color rojo rubí, de capa media, con bordes teja, típicos de los grandes clásicos de Rioja. Muy intenso de aroma, fresco, vibrante, con finas notas de frutas confitadas sobre un fondo balsámico, especiado; cuero, café y chocolate mentolado. Buena estructura, redondo y con taninos dulces elegantemente pulidos en su largo envejecimiento en barrica y botella. Amplio retrogusto que le concede un final suave y duradero.
El vino de los grandes momentos.


Ya lo pueden decir, sí. De los grandes momentos. Una cena espectacular, en un lugar increíble, con la mejor compañia del mundo, mi marido y celebrando mi cumpleaños ¿Quién puede pedir más?

Pues ellos, que no tuvieron bastante y nos traen un vino dulce para el postre...dios mío, casi me desmayo...Ya no me cabía nada en el estómago ni sólido ni líquido ni nada...
Caligo, vi de boira. Descrito así:

Otoño tardío. Uvas doradas, en unas cepas de hojas verde pálido. Madrugadas muy frías transforman la virazón en densa niebla húmeda. Es el final o el principio. La uva decae. Parece morir. Paciencia hasta conseguir el deseado fruto, que el frío conservará y el viento concentrará en aromas y sabores.

Una descripción preciosa, ¿no? Pues es que la gracia de este vino es precisamente esa, la temperatura y las condiciones en las que vive la cepa. Una botella, además muy interesante por el diseño. Muy rico también.

Cada vino en una copa diferente, de medida diferente. El somelier, muy atento, nos fue explicando perfectamente cada vino. La historia de la bodega o una peculiaridad en su elaboración rematando con el por qué de esa o aquella copa. La verdad, lo que más me gustó del restaurante fue el somelier. Un diez.
 


martes, 25 de marzo de 2014

La Ginesa - Terrassa by Silvia Fernández

Hola a todos!!!

Hoy os traigo un post de los que me gustan, sinceros, divertidos e ingeniosos en los que se describe no sólo un restaurante o un plato, sino la experiencia vivida desde la llegada al mismo. Hoy, mi compi del curro, la Fernández, como yo la llamo, ha escrito una entrada para este Hedonismo Pasajero. Pero, aviso a navegantes, a más de uno le va a picar este post, porque muchos me habéis hablado de la Ginesa, pero ninguno se ha atrevido a escribir...así que ahí lo dejo para que las Míriams, Judith, Ginés, Pablo y un largo etcétera de seguidores de este altar del hedonismo, os piquéis y dediquéis unas líneas a dejar vuestra opinión. Del post o del lugar, me da igual, pero mojaros, tal molla de pan en salsa...

 LA, tenemos que ir a este sitio, ya!!


Ahí va eso! Gracias Drama Queen, me ha encantado!! Repite cuando quieras!!! Pero las fotos...improve it!! ;) De mojar pan...si yo mojé en el Dos Cielos...jejejeje!!!


El pensamiento instantáneo que me pasó por la cabeza la primera vez que fui al Restaurante La Ginesa, en Terrassa, fue “¡¿Pero dónde carajo me ha enviado esta tía?! “Esta tía” es el alma máter de este blog, por supuesto, a quien tengo por una auténtica referencia en lo que a recomendaciones de restaurantes y bares se refiere. Nunca me había fallado y esta vez me había aconsejado un restaurante en el que ella no había estado pero del que le habían hablado muy bien, así que la sorpresa fue mayúscula cuando me encontré delante de un bareto de esos de toda la vida con una puerta estrecha y ventana con reja del que no salía una nube de humo de tabaco simplemente porque está prohibido. Para colmo había ido con mi familia y el momento fue bastante inefable pero, en fin, ya estábamos allí y había que apechugar. Al entrar lo primero que te encuentras es una barra de bar de barrio, con los parroquianos acodados tomándose su cervecita,  y como es un local largo y recto puedes ver inmediatamente las cabezas de toro disecadas que hay al fondo, colgadas de la pared… Vamos que la impresión inicial empeoraba por momentos… Al instante, un atento camarero nos acompañó a la mesa, justo debajo de la cabeza de toro, y nos dejó con las cartas. ¿Carta? No, en La Ginesa no te dan una carta sino el tomo de una enciclopedia. En su web indican que tienen más de 140 platos… No los conté pero cuando iba por la tercera página me planté, llamé al camarero y le pedí consejo… 

El mejor halago que se le puede hacer a un restaurante es regresar, así que este fin de semana volvimos a comer a La Ginesa. Esta vez el local ya no nos resultó chocante y la mesa debajo de la cabeza de toro la reservé yo directamente. No le tengo una afición especial al bicho pero resulta que desde esa mesa dominas todo el local y también la plancha, en la que puedes ver a Xavier Asensio manos a la obra. En esta ocasión fue él mismo quien se pasó por nuestra mesa para recomendarnos los platos del día, todos frescos y de excelente calidad. La calidad y el estilo casero sublimado son los pilares fundamentales de esta casa.

De primero, compartimos unos pimientos de Padrón, mejillones a la marinera, alcachofas laminadas fritas, cañaíllas al vapor y garbanzos con chipirones. Yo tengo debilidad por las alcachofas y aquí las hacen casi transparentes y nada aceitosas pero el plato más delicioso de todos fueron los garbanzos, minúsculos, con chipirones, pequeños, cocidos en su punto en una de esas salsas de mojar pan hasta dejar el plato limpio (qué comentario más poco finolis ¿verdad Silvia?).  





Para los segundos cada cual optó por un plato aunque coincidimos en el tipo de cocción, la plancha: entrecot acompañado por unas patatas asadas, rodaballo con pimientos de Padrón y filete con rossinyols (rebozuelos) y salsa de mostaza (servida directamente en la sartén). Como la carne y yo no somos muy buenas amigas y la odio sanguinolenta pero tampoco me gustan las suelas de zapato, amablemente me ofrecieron abrirla al medio de manera que quedó justo como a mí me gusta: rosadita por dentro y tostada pero tierna por fuera. 





Y así llegamos a los postres, pensando ya en el sofá y en una larga siesta para cocer todo lo que nos habíamos metido entre pecho y espalda porque aquí las raciones son realmente generosas, nadie sale con hambre. Para los que sean de poco comer un consejo: que se reserven un “hueco” porque merece la pena. En esta ocasión compartimos una crep rellena de fresas con nata y cubierta de chocolate negro deshecho  y unos buñuelos. Sin desmerecer en absoluto la crep, que estaba buenísima, los buñuelos me resultaron… ¡sublimes! Recién hechos, espolvoreados de azúcar y acompañados por tres salsas: natillas (que se pueden tomar también solas y que son absolutamente aconsejables), nata montada y chocolate negro. Soy una golosa, sí, pero casi lloro de puro gusto.



De los vinos prefiero no opinar porque no me considero una entendida. Pedimos consejo al camarero y nos trajo este Ramón Bilbao que nos encantó. Pero que nadie se “enamore” porque nos dijeron que era la última botella que les quedaba.

Y como no hay dos sin tres, ya estoy pensando en regresar a La Ginesa pero la próxima vez será un sábado por la mañana puesto que sirven desayunos “de cuchillo y tenedor”. Sólo el nombre ya me resulta sugestivo: ¿acaso hay mejor manera de empezar el día que ante una buena mesa?




LA GINESA
Carretera de Matadepera, 161
08227 Terrassa, Barcelona
Tel: 937 35 30 02



miércoles, 19 de marzo de 2014

Futami - Barcelona



Hoy he decidido darme un homenaje a mí misma, porque yo lo valgo, y por los nuevos tiempos que vendrán a partir de ahora…así que he ido a un restaurante japonés que tenía fichado hace algún tiempo por la buena pinta que tiene. Y es que resulta que nada más entrar, te recibe una señora japonesa, de las de verdad, no china que se apunta a cocinar japonés (como está pasando mucho en Barcelona). A la vista está que es un restaurante modesto, sin grandes pretensiones, pero donde se puede comer bien, buenos productos. No sé por qué pienso eso, nada más entrar, pero lo pienso. Será mi instinto, o el vicio que tengo desde hace tanto tiempo de experimentar y descubrir nuevos restaurantes.




En el Futami me sorprenden varias cosas. En primer lugar, la composición del menú porque en lugar de darte una única opción de mediodía con primero, segundo y postres a elegir entre dos opciones de cada, te proponen un menú formado por:


Ensalada + sopa de miso + segundo a elegir + postre + bebida


Dependiendo del segundo a elegir, el menú tiene un precio u otro. Por ejemplo, yo que he pedido surtido de makis, he pagado en total 14,50 euros, pero puedes pagar 12 euros o 24€, etc. A elegir la bebida y, en este caso, como estaba de celebración personal, he pedido un copa de cava…ya lo decía antes, porque yo lo valgo!!



Otra cosa que me ha sorprendido ha sido ver, en la barra de sushi, que no teppanyaki, un cocinero occidental. Claro está, que no he podido aguantarme y le he preguntado qué hacía un occidental en un restaurante japonés de chef. Su respuesta, muy lógica, seguramente preparada para los chafarderos, chismosos o simplemente curiosos que acuden al restaurante. ¿Queréis saber su respuesta? En otro post….que no, que es broma! El chico me cuenta que su mujer es japonesa y que unos amigos, japoneses, habían decidido montar el Futami y, entonces, le habían propuesto participar en el proyecto. Increíble ver cómo trabaja. Tal obras de arte saliendo de sus manos…dedicación absoluta, perfeccionismo y amor por la cocina. Prepara sin parar piezas de makis, sushi, california rolls, como si cada pieza fuera única. Su compañero también, el japonés, pero no sorprende tanto.


Me pido el menú de mediodía con surtido de sushi. Es básico para saber si un restaurante japonés es bueno, probar un sashimi de atún. Pero una vez sentada en la barra y viendo cómo prepara unos makis, cambio de opinión. Os preguntaréis ¿por qué? Imaginad un rulo de maki de como 5 unidades. Encima le pone trozos de salmón, crudo, claro. Pues coge un soplete y con la llama directa, calienta el salmón. Unos toques de salazón y encima, hijos de cayena…mi aparato salivador empieza a producir…madre mía!! Sin dudarlo, le pregunto, ¿eso qué es? Surtido de makis. Ya estoy yo llamando al camarero para que me lo cambie.


Me traen la ensalada, fenomenal. Lechuguita iceberg con pimiento y maíz, aliñado con una vinagreta. No alcanzo a saber de qué es la vinagreta, pero es un sabor muy familiar,  tostado, fuerte, aromático, particular. Y no es soja. Ya lo preguntaré la próxima vez.


En segundo lugar, me traen la sopa de miso. Muy buena. Mi compañera, cuando se lo cuento,  me pregunta si es de las de sobre o no. No soy tan sibarita, pero sé que está buena. Me gusta mucho. Lo que no me gusta es la cuchara de madera. Me dan especial manía los cubiertos de madera porque no quedan igual de limpios que los de metal o de porcelana. Manías, lo sé.




Ahora sí, me traen el surtido de makis, que previamente he visto, en primer plano, cómo me preparaban. Es una plataforma de madera muy bonita, donde hay 11 makis: uno de atún rojo, tres de carne de salmón asada, uno de carne de cangrejo y  6 de cangrejo, aguacate, pepino y salmón braseado (al soplete). IN-CRE-I-BLE. Un sabor delicioso y una textura fina. El arroz no es nada pastoso, en su punto perfecto de cocción. De hecho, el chico me explica que es su secreto. Le acompaña la salsa de soja habitual y el jengibre blanco. Qué bueno, del blanco, no del de bote de color rosa que ponen en todos sitios. Se lo comento y me pone un nuevo platito con más. Es importante. Desde que estuve en Japón, me gusta “limpiarme la boca” entre pieza y pieza de diferentes tipos para poder apreciar mejor los sabores.




De postre, a elegir entre macedonia, helado o dorayaki. 


Un placer de lugar, este Futami. Volveré sin duda. Creo que es el mejor sitio alrededor del trabajo donde comer por menos de 15 euros. 

NOTA: interesante este “triángulo de las bermudas” como yo le llamo, a este pequeño trozo de la calle Enrique Granados a la altura de plaza Letamendi. Entre el Miu, el Futami (ambos japonenes), el gourmando (no lo he probado), el Flamant (está bien, ya haré un post), el Granados (en la esquina) y el de Bruch de la otra esquina…la oferta gastronómica es más que destacable.






FUTAMI

C/ Enric Granados 10 – Barcelona

Tel. 935150312

http://www.futamibarcelona.com/

martes, 18 de marzo de 2014

Sabes una cosa - Barcelona by Victor Albadalejo


Hola de nuevo!!
Mientras escribo el post sobre los vinos del Dos cielos, mi amigo Víctor, periodista, existencialista, taoísta...entre otras muchas cosas, me ha escrito uno sobre un restaurante mejicano al que fue el otro día. Está escrito en catalán, como no puede ser de otra forma viniendo de él, así que espero que lo disfrutéis y los que no lo entiendan, me perdonéis...si os gusta,., me pensaré si contratarlo como estrella invitada ocasionalmente.

Sabes una cosa by Victor Albadalejo  

A tots ens ha passat que hem anat a un restaurant amb un amic i, arribada l’hora de pagar, n’hem assumitels riscos, allò per economia energètica. Encabat, veient el cubisme a la cara del nostre company, hem volgut resoldre el moment dient una cosa així com: ‘no pateixis, d’aquesta manera tenim excusa per sopar el proper dia i ja ho pagaràs tu’. I sí, em tocava a mi cobrar-me el deute i el meu amic era mexicà i jo havia estat setmanes enrere a un restaurant mexicà i l’havia trobat bo. El ‘Sabes una cosa’, a Gràcia. I que de vegades un té dubtes íntims sobre si està bé que t’agradin unes determinades coses i s’agraeix que t’assessorin en el pecat.

El ‘Sabes una cosa’ és al Carrer Tordera, número 52, bastant amagat. Es diu així per una cançó de LucianoPereyra que, després de pentinar-se i abans de tornar-ho a fer, el cantant Luis Miguel va interpretar en un disc el 2004. La cançó té l’interès que tenen totes les coses repetitives i inclou els versos ‘sin ti me muero si estás lejos’; suposo que ens fem una idea. A la senyora que porta el local, simpàtica i esforçada, li devia dir alguna cosa i la lletra corona l’entrada del local, s’escampa per les parets, decora la carta.

La decoració al lloc és verdosa i suficient. Hi ha una terrassa al final que fa bona pinta, però el meu amic tenia el dia indoors, i què hem de dir si paga. Quien paga manda por todos los pagos, también por éste.

D’entrada, l’adverteixo del plat que m’ha fet venir al cap el restaurant: els nachos de la casa. I està d’acord en demanar-lo, i la senyora en portar-nos-el. Això últim té mèrit perquè, si bé el segon també el podem demanar sense qüestió, el tercer plat una mica més i hem de negociar-lo, i com que estem contents i tant se’ns en fot tot, cedim al que ens recomana. Mexicà en tres actes: nachos de la casa, ‘alambre’ - res a veure amb un filferro, i igualment res a veure amb Granada- i ‘pozole’.

Els nachos: els nachos naturalment dominen en el plat de nachos, no hi ha aquí cap crisi d’identitat, però a més s’hi troba xoriço - prou-, guindilla, diria que carn i formatge en abundància. El Sergio, el meu amic, no parla, només va hal·lant i encara no ha fet una crítica, purista com és. És probablement l’aperitiu més brut que es pot demanar, però té un gust potent i viciós. No pots no tastar les espurnes de xoriçet que es posen sobre la capa de formatge que estiraràs quan et fiquis el triangle saladet i cruixent a la boca. 


Després ha de venir la resta i hem fet prometença de portar-nos bé, o d’intentar-ho almenys. El meu plat progressa, doncs.

L’alambre: la recomanació del meu amic arriba quan ja ens sua una mica la cara. M’està explicant que creu que Espanya ens treurà l’exèrcit el dia de la consulta i mentrestant ve la senyora i diposita sobre la taula un plat ample, com safata, amb una congregació de pollastre amb verdura, posem unes cinc ‘tortitas’ de blat de moro i una salsa que s’anuncia dolça. El formatge dels nachos s’ha refredat, el plat ja no ens sedueix i més aviat ens fa nosa, així que ens dediquem al nouvingut per complet. Aquest plat és lleuger, i el Sergio ja sí que el critica. Jo l’agraeixo ni que sigui perquè no em castigarà més l’estómac. Tot sembla indicar que la culpa la té el pollastre per ser insípid, defecte que la salsa dolça ha de solucionar; i clar, el Sergio allò ho ha tastat amb porc i amb salses fetes per senyores mil·lenàries, gairebé. En aquest tram, menjo sense massa interès i em dedico sobretot a beure.

El pozole (últim plat, no demanem postres): Diu el Sergio que els joves, quan han d’anar de festa allà a Mèxic i es veuen per sopar alguna cosa i anar per feina, van per uns tacos o per uns pozoles. Ens porten una cassoleta bullent i més aviat clara; es veu que podria haver-hi més condiments. M’agrada la combinació del suquet amb la ceba i la carn de porc. Hi ha també unes làmines de blat fregit a un cantó, tipus patates. El meu amic és de menjar fort, perquè troba suau i millorable també aquest plat, quan jo el trobo just.
De totes maneres, encara que em promet que em durà a un lloc on ho fan tot millor, em sembla que el restaurant ha aprovat, perquè si allò fos més un mexicà per catalans de Gràcia que no pas un mexicà i ja està no dubtaria a dir-m’ho, i no només calla, sinó que necessitem fer una d’aquelles passejades sota la llum de la lluna que tant uneixen per baixar la teca que lliurement i gustosament ens hem fet entrar.

Menjar: 6,5
Atenció: 7,5
Relació qualitat-preu: 7 

*És el primer restaurant on veig que es pot reservar per Whatsapp.
*A prop hi ha el fenici ‘karakala’, que si no torno a escriure mai a aquest blog, també és bo.

Sabes una cosa
934585769 y por WhatsApp al 672534259

Gràcies Víctor!!!!